Rigoberto Pereira Rocha nació en Puerto Jiménez de Osa, en 1992. Desde que era niño estuvo rodeado por la naturaleza tropical. Cuando tenía apenas tres años la familia se mudó de la Península de Osa al pueblo de El Hatillo, cerca de Hacienda Barú. A los siete años de edad, él y sus hermanas María y Vanessa se trasladaron a Hacienda Barú con su madre Doña Leticia a vivir, y su cercanía a la reserva natural le dio la oportunidad de aprender mucho acerca de la flora y la fauna de la selva tropical.
A pesar de que es uno de los guías más joven está lejos de ser el menos experimentado. Pronto se hizo evidente que Rigo tenía un ojo increíble para observar la vida silvestre. Incluso antes de que él se hubiera graduado de la escuela primaria en Hatillo, estaba ofreciendo caminatas a los turistas que llegaban a Hacienda Barú a caminar por los senderos auto-guiados. Trabajó por las propinas. “Si usted no ve animales, no tiene que pagarme nada,” fue su oferta. Pero la gente que fue con Rigo siempre vio mucha vida silvestre.
“Las caminatas en la selva tropical son mis tours favoritos,” dice Rigo. “Cada vez que voy al bosque húmedo tropical es una experiencia nueva. Nunca sé que cosas nuevas voy a ver y que aprenderé. Todo es importante, grande y pequeño, y todo tiene una historia natural fascinante que contar”.
De todas sus experiencias en la selva tropical Rigo quedó muy impresionado cuando vio a dos machos perezosos peleando por una hembra. Estaban luchando fuertemente y los dos produjeron silbidos agudos. Los machos estaban muy bajos en el árbol y Rigo pudo verlos bien. La hembra estaba en la copa del árbol a la espera del resultado de la batalla. Rigo se dio cuenta de que se trataba de una forma natural de la selección. El macho más fuerte logró aparearse con la hembra y transmitir sus genes a las futuras generaciones.