Los Viejillos Viviendo La Vida En Las Copas De Los Árboles – Por Jack Ewing
Aunque nunca lo he escuchado decir, estaría dispuesto a apostar que el término «viejillo» no es políticamente correcto. Pero como me considero un miembro orgulloso de dicho grupo, me tomaré la libertad de usar el término libremente al referirme a todos nosotros, los ancianos, haciendo locuras en el dosel de la selva tropical y pasándola en grande.
Aquí en Hacienda Barú, nuestro tour más popular es el recorrido en tirolesa que llamamos “El Vuelo del Tucán”. A diferencia de la mayoría de los tours de tirolesa, el Vuelo del Tucán no es un tour de adrenalina. Es muy divertido y emocionante, y los visitantes ven la vida silvestre y aprenden sobre la selva tropical, pero probablemente no te harán gritar. No es raro que una familia venga y realice el tour, y la madre de unos 45 o 50 años optará por no participar. «¿Estás seguro de que no quieres ir?» Le pregunto a ella.
«¿Yo? ¡Oh, no!». La respuesta habitual está acompañada por una expresión de horror: «Este tipo de recorrido no es para mujeres de mi edad».
«¿Enserio?» La reprendo suavemente. «¿Tienes algo en contra de divertirte?»
De vez en cuando logro convencerla, pero no muy a menudo. En realidad, muchas madres y abuelas y algunas bisabuelas han hecho el Vuelo del Tucán. La persona más vieja que lo hizo fue una increíble dama llamada Mary, que tenía 89 años en ese momento. Parece que unos meses antes, en una reunión familiar, algunos de los parientes habían estado hablando de una gira de tirolesa que habían hecho recientemente. Mirando las fotos, la cara de Mary se iluminó. «Eso es lo que quiero hacer para mi cumpleaños este año», exclamó.
Hablaron entre ellos y al fin sus cinco hijos la llevaron a Costa Rica para sus 89 cumpleaños. Todos se quedaron en Hacienda Barú, y Mary se convirtió en la persona de mayor edad a realizar el tour de tirolesa del Vuelo del Tucán. Al ver las fotos es obvio que le encantó cada minuto y mostró una sonrisa y una exuberancia cuando hablé con ella más tarde.
Tengo algunas fotos maravillosas de Sam Nodland, de 82 años, la segunda persona más vieja en realizar el Vuelo del Tucán. Sam comenzó su gira en Marzo de 2018 con su amigo fotógrafo Brian Raub. Como se puede ver en su sonrisa de oreja a oreja, la pasó muy bien.
Sally es la persona más vieja que ha escalado un árbol en Hacienda Barú. Esto es mucho más agotador que la tirolesa. En realidad, lo que se hace es escalar a una cuerda asegurada en las ramas superiores de un enorme árbol de selva tropical a más de 30 metros sobre el suelo. Se necesita equipo especial, y el ascenso se realiza con técnicas similares a las utilizadas por los montañistas. Guie esta excursión durante 11 años y asumí que siempre tendría el récord de ser la persona más vieja en escalar un árbol en Hacienda Barú. Tenía 61 años cuando dejé de guiarlo y 68 la última vez que mantuve el récord.
Sally, visitó Hacienda Barú con su hija y su nieta en el 2011. Hizo la tirolesa con su nieta, cuya madre se esquivó y optó por no participar. Sally era increíblemente inteligente y llena de energía, y asumí que era más joven que yo.
«Cuando fuimos a la tirolesa, había un gran árbol con una cuerda guindando desde arriba», dijo un día. «El guía nos dijo que la gente sube esas cuerdas hasta la copa. Quiero hacer eso». Era más una exigencia que una solicitud.
«Sally», dije teniendo cuidado de no ofenderla al aludir a su edad. «Ese es un recorrido muy agotador. ¿Estás segura de que quieres probarlo?»
«No lo voy a intentar. Lo voy a hacer», replicó ella. «Apúnteme en su lista de reservaciones. ¿Cuándo puedo ir?» Ella definitivamente se molestó por mi pregunta. Carlos, un excelente guía para trepar a los árboles, estaba disponible, y se fueron unos 30 minutos más tarde.
Después de que se fueron me puse a preguntarme. Parece tener unos 65 años, pero podría ser mayor. ¿Tal vez ella es incluso mayor que yo?
«Déjeme ver la exoneración de responsabilidad que completó», le dije a la recepcionista que había atendida a Sally para la gira. Ella me entregó la exoneración, y mis ojos fueron directamente a la edad. El número «76» estaba escrito en el espacio. Mi corazón se hundió. Un par de horas después, cuando regresaron, fui a buscar a Carlos. «¿Sally llegó hasta la copa del árbol?» —Pregunté, esperando discretamente que ella no lo hubiera hecho, y que mi récord todavía estuviera intacto.
«¿Estás bromeando? Tuve que esforzarme solo para mantenerme a la par de ella. Me dijo que hace 100 lagartijas cada mañana. Es realmente increíble».
Mi récord había sido destrozado. Tenía ocho años más para alcanzar el récord de Sally. Todavía estoy trabajando en ello, y ahora tengo un año más para empatar y dos para recuperar mi título. Escalo el árbol cada año en mi cumpleaños.
A fines de 2016, inauguramos el Desafío del Mono en Hacienda Barú. Imagina una carrera de obstáculos a 10 metros sobre el suelo. Consiste en escalar un árbol usando rocas de escalada o una escala de loros. Luego, el participante debe cruzar seis puentes de cuerdas de diferentes dificultades y, finalmente, saltar desde una plataforma de 10 metros conectada a un aparato de aseguramiento automático, que le permite bajar lentamente. Tenía 73 años cuando lo hice y puse el récord, pero no estoy tomando ningún riesgo. Este año cuando cumpla 76 años voy a realizarlo otra vez.
Hace solo unos días, una encantadora dama llamada Billie y su esposo Joe, ávido observador de aves, llegaron a Hacienda Barú por unos días. Billie tiene 70 años y está orgullosa de ello. Ella estableció el récord para mujeres y el segundo lugar en general en el Monkey Challenge. Cuando le pregunté si le importaba si me refiero a ella como una «viejilla» en el artículo, soltó una gran risa.
La razón por la que escribo esto es para honrarnos a todos los ancianos que hemos incursionado en las copas de los árboles en Hacienda Barú y mostrarnos como ejemplo para todos esos padres y madres de 50 años que piensan que son demasiado viejos para hacer un tour de canopy. Vamos chicos. Para nosotros los viejillos ustedes son solo niños. Sal y hazlo. Puede que te diviertas un poco.